No hay mucho que contar, sólo que la idea de este espacio es poder demostrar que ya no existen los grandes valores literarios en este mundo, y en su lugar quedamos los amateurs aficionados al whisky y la música de los '70 y los '80 que tratamos de escribir para liberarnos de los pensamientos pasajeros.

miércoles, 22 de abril de 2009

Raíces

Cada gota de lluvia que cae sobre mí me acerca más a la felicidad, como si el lamento del cielo significara el final de una vida de sollozos y el comienzo de algo más profundo. No puedo mojarme y camino a través de las ciénagas del destino que me espera con sus brazos abiertos. Me pregunto si de verdad se acerca el desenlace de nuestra historia. A lo largo del tiempo, aprendí a aplacar el sufrimiento con otros placeres, pero nada me permite dejarte atrás aunque así lo quiera.
El extraño deseo de sentirme libre me llena el corazón. Sin embargo, no puedo escapar de esta prisión que me encierra cada vez más en un laberinto oscuro. En la penumbra veo tu rostro permanentemente y sonrío, como si los recuerdos fueran una especie de cura para mi dolor y tus ojos la lumbre que me guía hacia el cielo. El suave murmullo de tu piel se convierte en canción y me lleva lejos de este lugar, deseando encontrar la llave de esa puerta escondida que llega a tu interior.
El frío desciende por mi cuerpo cuando te pienso, y me desgarra la piel como cuchillas afiladas atacando la carne con sus hojas de acero helado. Quisiera hallar la forma de olvidarte, quisiera poder liberar mi mente de los pensamientos que me acercan a recordarte. Continúa lloviendo y mis lágrimas se confunden con el agua que cae del cielo majestuoso. Es un día gris y solitario, perdido entre tragos de whisky y melodías afables.
Me pregunto a qué vinimos a este mundo sino a transitar los caminos de la vida guiados por la incertidumbre y el miedo, reinados por la inseguridad que genera no saber qué es lo que nos depara el destino. Los momentos en que la razón deja de ser efectiva es cuando resulta sensato escuchar al corazón. Tu sonrisa me enseñó a escapar. Me ayudó a levantarme cuando la esperanza se desmoronó por completo y sólo quedaron las dudas de lo que podría haber pasado. Fuiste una luz entre tanta oscuridad.

D.S.

jueves, 16 de abril de 2009

Sos canción

Que fácil resulta poder escuchar su gracia, desmenuzar con nuestros oídos su cuerpo cambiante..
Que adorable que resulta vivir dentro de sus acordes, fieles serenatas del destino..
Que estúpido aquel que no la conoce y se niega a oírla por miedo de sentirse libre..
Que fuerza la que lleva adentro, capaz de mover la tierra, de crear esperanza..
Que sinceridad la que trasmite cuando suena, y llega a nuestro corazón para abrazarlo..
Cuanto que sabe ella de nosotros y que poco sabemos nosotros de ella..
Que lejos nos lleva con una simple melodía, abriendo nuestra imaginación y activando los sentidos..
Que virtud que es tenerte cerca, para que nos guíes en los momentos más oscuros..
Qué nota suena ahora, mientras cierro los ojos e intento descifrar el mensaje que me dejás en el viento..
Trajiste paz, uniste culturas, creaste pasión.. Me diste vida..

D.S.

martes, 14 de abril de 2009

Destellos y soledad

Es el camino oscuro del placer el que recorro mientras pienso en los inviernos que pasaron. Es la imaginación que vuela y alcanza el éxtasis cuando sale en busca de un recuerdo. Es la luz que atraviesa la habitación mientras se cierran las paredes y el venenoso rasguido del dolor se apodera de la vulnerabilidad de mi corazón.
Acongojado entre la brisa de un otoño gris, atravieso los valles frondosos de la soledad, donde la tristeza se alza por sobre la celeste inmensidad del cielo. Un suspiro se escapa de mi boca y se va lejos, a golpear las rocas junto al mar. Es en ese instante donde los pensamientos se liberan y sólo queda el sonido del viento. Es el tono de tu risa que resuena en vano.
Me entrego a la vida y al triste destino que le repara a las mentes solitarias, sumergido en un estado de tormento. No oigo lo que me decís, no consigo discernir la veracidad de tus palabras. Cómo saber que no se trata de vocablos mentirosos que sólo buscan lastimar todo lo que conozco. Cuándo voy a entender que mi cabeza viajó hace mucho por las sábanas cálidas de tus labios y la fortaleza de mi ser se desmoronó en un simple lamento de adiós. Quiero dejar todo atrás y huir de estas tierras infames.
Las pérfidas manos de la angustia me alcanzan en un trueno luminoso. La lluvia que cae ahora sobre mis pies trae cenizas espesas de una memoria abatida. El estallido se escucha lejos y no puedo alcanzarlo. Las barrancas donde antes solía contemplar los horizontes y amaneceres son corroídas por el tiempo, asesino frugal pero exacto. No puedo dar el salto al vacío pero tampoco consigo evitar caer en él. La soledad -cruel compañera de corazones sangrientos- es inevitable y a la vez austera.Tu sonrisa se asoma en mi mente y abraza mi pena. Por un instante la nostalgia se esfuma y queda ese abrazo, esa mirada cómplice que busca mis pupilas distantes. El calor de tu rostro alivia mis penurias y las lleva allá lejos, donde se oculta el sol. Comprendo que la vida es más que sólo un momento, y que caminar por las rutas del destino se hace más fácil si te tengo conmigo. La amistad es el efímero destello de felicidad al que estamos sometidos antes de convertirnos en polvo.

D.S.

lunes, 13 de abril de 2009

La llama eterna

La tarde es gris. El frío desgarra la piel, punzante. El crepúsculo se muestra cerca. La brisa se acerca al templo, veloz, audaz, súbita. Algo ocurre. Algo está por suceder. La tarde no descansa, impaciente. Hay algo que perturba la calma.
De repente, se oye. Comienza como un susurro, perdido entre el tiempo. Se acerca. Me abraza. Es un llamado, un grito de guerra. El templo aguarda listo. El susurro se convierte en aullido. El aullido se convierte en voces. Las voces, en canción. Se unen una vez mas, buscando libertad. Se meten por los rincones, deseando redención.
El corazón se me estremece. En lo más profundo de mi alma, siento la calidez. Algo se encendió adentro, como una llama que no quiere consumirse. Sin darme cuenta, comienza la electricidad. La energía se apodera de mis sentidos y los vuelve cenizas. El poder me corrompe. Se ve un relámpago en los cielos, fugaz destello de la locura. Renazco.
El templo estalla. El calor se convierte en fuego. Quema, arde. La canción retumba en el cielo, y llega más alto que las estrellas. Es el momento. Está ocurriendo. Miro adelante, sólo hay un camino. Me adentro en él y es ahí cuando lo siento: la pasión despierta, escucho la sangre correr por mis venas. El corazón late tan fuerte que parece que explotará. La algarabía merodea mi ser. Me siento libre. Escucho el llamado y abro los ojos. Despierto. Me rodea la inmensidad. Estoy en el templo. A mi alrededor sólo hay paz. Colores y paz. El miedo desaparece, se convierte en amor.


D.S.